Crónica de la estrategia dietética-ergonutricional del Récord Guinness de 24 h en cinta (Sant Vicenç dels Horts)

Tony Vázquez Baluenga, José Antonio Soto y Xabi Salillas ya han escrito sus nombres en el Libro Guinness de los Récords Mundiales. Corrieron ininterrumpidamente durante 24 horas sobre una cinta de fitness aproximadamente 150 km cada uno hasta llegar a los 449,4 km. La diferencia con el Récord de la London Forest School (GB) radica en varios aspectos. En el caso de la Forest School corrieron ininterrumpidamente 12 atletas mixtos (hombres y mujeres) que se fueron relevando durante las 24 horas hasta llegar a la suma de 437,7 km. En el caso de Sant Vicenç dels Horts han sido 3 atletas masculinos sin relevos que han corrido simultáneamente uno en cada cinta durante 24 horas, siendo el kilometraje la suma de las distancias de los tres atletas. Evidentemente los dos récords son diferentes en el protocolo de ejecución y las comparaciones pueden dar lugar a errores. Cada uno sigue una dinámica diferente en cuanto a protocolo.

Durante la prueba los atletas fueron monitorizados tanto a nivel cardíaco como alimentario – nutricional.  El equipo de cardiólogos del Dr Brugada se encargó de la monitorización cardíaca. Un total de 7 profesionales entre médicos y enfermeros velaron por la salud de los corredores y se fueron relevando durante las 24 horas del reto, donde hubo momentos complejos. Debido al agotamiento a partir de las 17 horas los corredores sufrieron disminuciones de la presión arterial que tuvieron que ser controladas. Uno de ellos se llegó a desvanecer momentáneamente, recuperándose poco al poco y volviendo a correr a los 15 minutos. La intervención del equipo médico fue crucial durante toda la prueba y pone de manifiesto la importancia del control exhaustivo y meticuloso de los corredores a nivel médico.

Los cuidados físicos los llevó a cabo el terapeuta Xavi Aymà, de Sant Vicenç dels Horts (Barcelona), con amplia experiencia en deporte. Masajes en piernas, descontracturar músculos y curar heridas y ampollas fueron las principales intervenciones de Xavi.

A nivel alimentario – nutricional fué Jordi Sarola del Centre de Nutrició i Dietètica Fontanella (CeNDieF) el encargado del control alimentario – nutricional – hídrico. También fué el encargado de pesar y medir el pliegue del tríceps cada hora a los tres corredores para corroborar que tanto la bebida hidroelectrolítica como los alimentos no causaban depleción del peso corporal. Una disminución del más del 10% del peso corporal hubiera sido peligrosa y el corredor hubiera tenido que abandonar el reto.

La monitorización alimentaria y ponderal ser realizó con alimentos pesados y monitorizados hora a hora. Usamos una báscula Beurer calibrada previamente y un plicómetero Holtain. Con esto garantizábamos que los corredores tomaban lo correcto a nivel de hidratos de carbono, electrolitos y cafeína según la pauta marcada por la evidencia científica. Una semana antes se hizo una dieta de carga basada en la Técnica de Astrand, con alta densidad de hidratos de carbono.

En el caso del reto los carbohidratos se fueron dando a intervalos de 70 – 50 – 70 – 50 – 90 g/hora en función de la apetencia del corredor y la evolución del peso corporal y el pliegue del tríceps. El intérvalo de 90g/hora correspondía a los momentos de comida/desayuno/cena. Es sabido que durante las ultramaratones los corredores pierden la apetencia por los alimentos e incluso por las bebidas, con lo que se tiene que forzar la ingesta.

La evolución del peso de los corredores durante el reto evolucionó de manera muy particular. Solo uno de los corredores mantuvo muy bien el peso a lo largo de las 24 horas, con pocas diferencias durante todo el reto pero aún así a las 16 horas había tenido una pérdida final de 2 kg, que luego volvió a recuperar hasta casi llegar al peso inicial (-400 g del peso inicial). Los otros dos corredores tuvieron una disminución del peso importante  las primeras cinco horas (2,6 kg y 2,8 kg) que remontaron ligeramente a medida que se les obligaba a hidratarse con bebida hidroelectrolítica y comida sólida o semisólida. Solamente uno de los atletas tuvo que ser advertido cuando había perdido 5,2 kg antes de las 12 horas, ya que representaba una pérdida neta del 6,5% del peso total. Este peso perdido fué ya imposible de volver a recuperar efectivamente, con lo que también se manifiesta la importancia tanto de la prehidratación, como de los consumos alimentarios en las primeras horas de carrera.

Se evidenció claramente la dificultad de manener una ingesta de 90 g/hora de hidratos de carbono (CHO) tanto sólidos, como semisólidos como líquidos sin haberla entrenado previamente de manera intensiva. Únicamente pudieron mantener los 50g/hora de CHO y algunas veces con dificultad. La ingesta mínima de CHO fué de 30 g/hora en forma líquida o semilíquida. El arroz hervido con un poco de salsa de tomate y jamón dulce cortado fué de los más efectivos a la hora de recuperar de nuevo el ritmo de carrera. Las chuches se convirtieron en el alimento comodín para los momentos en que no les apetecía nada o se negaban a consumir nada por riesgo a vómito.

Unas 4 horas antes se había realizado una prehidratación con bebida hidroelectrolítica de un mínimo de 300 ml/hora. La hidratación se mantuvo constante a 600-700 ml/hora, combinando agua de mineralización débil,  con bebida hidroelectrolítica o formando parte de alimentos semisólidos o líquidos (batidos). Aquí decir también que los atletas acostumbrados a hidratarse solo tenían que bajar a orinar cada 60-90 minutos, mientras que el atleta no entrenado a medida que consumía más de 300 ml/hora tenía que bajar cada 30 minutos. Por lo tanto hay que entrenar la vejiga i el hábito de ingesta de agua para que el atleta pueda mantenerse corriendo más tiempo seguido sin pararse.