¿Es la fórmula de Lee y colaboradores publicada en el año 2000 adecuada para la estimación de la masa muscular en deportistas?

informe-antropometrico-de-futbol-05El uso de diferentes fórmulas para la estimación de la masa grasa (MG), masa muscular (MM), masa residual (MR) y masa ósea (MO) está ya muy generalizado dentro del colectivo de los profesionales Dietistas-Nutricionistas (D-N). Desde hace unos seis años todos los profesionales de la nutrición que trabajan con deportistas se han ido acreditando con la certificación de la International Society for the Advancement of Kinanthropometry (ISAK) y conocen tanto los modelos de fraccionamiento anatómico, las técnicas de medición, los errores técnicos de medida y el sistema de tratamiento de los datos obtenidos. Podemos hablar ya de fórmulas habituales e incluso indicar las que se usan más en el colectivo D-N, no son datos estadísticos, sinó datos experienciales obtenidos de compañeros/as:

Estimación de masa grasa: 1) Withers i cols. (1987), 2) Carter y Yuhasz (1984)

Estimación de masa magra: 1) Lee y cols. (2000) 2) Martin y cols. (1990) 3) Kerr y Ross (1988)3) 4) Matiegka (1921)  (modificación de Drinkwater y Ross (1980)

Estimación masa osea: Rocha y V Döbeln (1974)

Estimación de masa residual: poco usada en general 1) Muy utilizada la estimación: 100 – (masa osea + masa grasa + masa muscular); 2) Fórmula de Wurch (Peso total · 0,241)

La importancia de esta estimación se considera importante para valorar al sujeto de estudio dentro de su franja de edad, sexo, étnia y deporte. Podemos usar la técnica correcta de la  ISAK pero si no tratamos estos datos correctamente no nos va a servir de nada ya que la desviación puede ser muy grande. Hay que valorar qué fórmulas sobreestiman y cuales infraestiman la masa muscular, además de valorar cuales, en función de las partes anatómicas medidas, nos son más prácticas para el colectivo deportivo que estamos valorando.

En este post queremos abrir una luz al hecho que es muy importante el estar bien documentados a la hora de usar una fórmula u otra; y en segundo término queremos abrir un interrogante en el modelo a seguir, o sea, si realmente no es más importante aplicar una fórmula o seguir simplemente la evolución de los pliegues, diámetros y circunferencias, sin aplicar fórmulas, modelos matemáticos o ecuaciones de regresión.

Pero, ¿porqué este planteamiento? El origen de todo está en unas conversaciones con el nutricionista argentino Francis Holway, ISAK de nivel 4 y gran experto internacional en el tema. Preguntando sobre las fórmulas más utilizadas para la estimación de la masa muscular observó como el uso de Lee y cols. (2000) estaba muy extendido. Él mismo manifestó no saber porqué realmente se usaba una fórmula que no se estudió con deportistas.

Si nos adentramos en los estudios de formulaciones para la estimación de la masa muscular vemos como los estudios de Alan Martin estan hechos con datos de cadáveres más ecuaciones de regresión y sobreestiman la masa muscular; que la fórmula de Kerr (y Ross) está basada en cadáveres más un modelo matemático; y el estudio de Lee y cols (2000) se hizo con dos grupos de población, una con normopeso y sobrepeso y otro grupo con población obesa.

Analizando la fórmula para el cálculo de la masa muscular de Lee y cols. (2000), contenida en el estudio referenciado aquí y al que podeis acceder gratuitamente ( LEE, RC., WANG, Z., HEO, M., ROSS, R, JANSSEN, I., HEYMSFIELD, S.B.: “Total-body skeletal muscle mass: development and cross-validation of anthropometric prediction models”. Am. J. Clin. Nutr., 72:796, 2000 ) vemos que hay peculiaridades a tener en cuenta (tal y como afirmó Francis Holway).

Las dos ecuaciones son:

Lee 1:

MM = T (0,00744 x CMUS brazo + 0,00088 x CMUS muslo +0,00441 x CMUS pierna)+2,4x sexo – 0,048 x edad + raza + 7,8

Donde: Sexo: 0 para las mujeres; 1 para los hombres. Raza: -2,0 para la raza amarilla; 1,1 para la raza negra y 0 para la raza blanca. Edad en años. Las circunferencias musculares (CMUS) se calculan por la fórmula:

CMUS = Circunferencia de la región – p x Pliegue cutáneo/10

Lee 2:

MM = 0,244 .P + 7,8 · T + 6,6 · sexo – 0,098 ·

edad + raza -3,3

Donde: Sexo: 0 para las mujeres; 1 para los hombres. Raza: – 1,2 para la raza amarilla; 1,4 para la raza negra y 0 para la raza blanca. Edad en años.

En este estudio una de las primeras peculiaridades que nos pueden dar pié a ver un sesgo importante (para su uso en general) es el hecho de usar diferentes tipos de compases para pliegues: el grupo inglés midió a los sujetos con un Harpenden caliper y el grupo americano con un Lange caliper. Todos los antropometristas sabemos que el compás para pliegues tiene que ser el mismo, a ser posible, y si no el mismo modelo y marca. Las presiones que ejerce el muelle son de ligeramente a muy diferentes en las marcas que hay en el mercado.

La segunda peculiaridad es que en las conclusiones los autores afirman haber desarrollado dos fórmulas de predicción para población pero en ningún momento dice que sea para población deportista (como hemos visto eran sujetos “normales” con normo peso, sobrepeso y obesidad). En el segundo modelo el estudio nos dice que no es apropiado ni en culturistas ni en atletas altamente entrenados (deducimos atletas de élite), con lo que la fórmula no puede ser suficientemente apropiada.

En los estudios donde se comparan las diferentes fórmulas para la estimación de la masa grasa Lee y cols. (2000) siempre da porcentajes menores de MM, lo cual demuestra que la MM esta infra estimada y nos puede dar errores importantes en deportes con altos porcentajes de MM.

eficiencia_comportamiento_individualCon esto decir si realmente nos interesa tanto usar fórmulas o bien usar directamente los datos de las mediciones. Con el objetivo comparativo de que el atleta aumente eficiencia en el deporte con el aumento o disminución de MM total o segmental el simple uso de las medidas base nos basta. No vamos a obtener % dentro de un mismo modelo de fraccionamiento pero obtendremos datos específicos por sexo, franja de edad, deporte y etnia que podemos comparar con otros estudios. Los podemos estudiar cronológicamente y comparar la evolución.

En mi opinión hay que valorar si nos interesan más los estudios comparativos por los métodos de fraccionamiento o bien los estudios comparativos directamente por medidas antropométricas.

grafica

Autor:

D-N Jordi Sarola Gassiot

Diplomado en Nutrición Humana y Dietética (NH y D) por la Universitat de Barcelona (UB) y Graduado en NH y D por la Universitat de Vic (Uvic).

Director del Centre de Nutrició i Dietètica Fontanella (CeNDieF) www.cendief.es y miembro fundador de la Agrupació de Dietistes-Nutricionistes Especialitzats en Esport de Catalunya (ADNEEC) www.adneec.wordpress.com .  Profesor colaborador en el Grado en Enfermería de la Universitat Pompeu Fabra (UPF).

blog: http://gastronomiaynutricion.blogspot.com.es/

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